Una apuesta es una forma de juego basado en el azar, en el cual deben existir por lo menos 2 apostadores y en el que queda bien especificado quién apuesta contra quién y qué es lo que ambas partes cobrarán al ganar.

La misma puede ser verbal o escrita, tiene exactamente la misma validez y ha de ser cumplida. En toda apuesta se espera conseguir algún tipo de beneficio o bien satisfacción de la naturaleza que sea, si se gana, mas en contraparte los dos deben acordar qué es lo que perderán o de lo contrario no existirá la obligación de pagar la apuesta.

La apuesta deportiva es una modalidad de apuestas en la que se procura pronosticar los resultados de una competición deportiva. La legalidad, la regulación y la aceptación general de estas apuestas deportivas varía de país a país. El país pionero en las apuestas de todo género, sobre todo carreras de caballos y carreras de galgos ha sido el Reino Unido. Son muy populares las apuestas de boxeo profesional en algunas urbes de U.S.A..

Desde el año 2002 se está haciendo una expansión de casas de apuestas virtuales, centradas en apuestas deportivas, que está llegando a países de todos los continentes, y abarca a numerosas disciplinas deportivas.

Si la declaración es unilateral (solo hay un apostador mas exista otra persona en la apuesta si bien no la admita mas tampoco la niege), habrá un compromiso de apuesta y se transforma en una declaración de certidumbre y por ende hay compromiso de pago. Por ejemplo, el hecho de acudir a un casino donde hay una apuesta no da derecho a ser ganador o bien categoriza como perdedor a menos que se pague por participar en el juego.

Por norma general, el resultado lanzado por ese depósito se hace válido en un breve periodo. La apuesta consiste, esencialmente, en una predicción de entre un conjunto de posibilidades, la manera más sencilla de apuesta se dirime entre 2 opciones alternativas, ganar o bien perder.

Dado el gran valor concedido al azar desde la antigüedad, y al enorme interés por su interpretación en torno al cual se originan supercherías, la apuesta ha constituido una parte esencial de la historia de las culturas: desde las apuestas con conchas mezcladas en un casco que se nos menciona en la Eneida, de Virgilio, hasta las múltiples referencias que aparecen en la Sagrada Escritura, la apuesta se constituye como una de las maneras de enriquecimiento y también interacción de mayor antigüedad en la civilización.

El término "juego" ​ en este contexto, se refiere a las actividades particularmente permitidas por la ley. Apuesta, por lo tanto, se refiere al propio mecanismo, llevado a cabo de modo legal o ilegal. Por otra parte, las apuestas asimismo pueden llevarse sobre un objeto que no sea dinero.

Se puede hablar de muy diversos tipos de apuestas, como la unilateral (donde una persona hace una afirmación con el propósito de expresar su grado de confianza sobre la ocurrencia de un suceso, hecho o bien fenómeno).

No obstante, esta declaración no implica el pago de un objeto, bien o servicio puesto que el apostador no puede ser perdedor y ganador a la vez, salvo que exista una contraparte que admita, acuerde y declare de manera abierta que ¨amarra¨ la apuesta señalando el objeto, bien o bien servicio que va a dar a cambio en caso de perder. En este caso se transforma en una apuesta bilateral (donde 2 personas apuestan la una contra la otra para demostrar su suerte), extendida (donde varios apostadores apuestan contra otros, aun desconocidos, con el fin de demostrar su suerte, como por poner un ejemplo en las carreras de caballos). Pero es sobre todo en el ámbito del deporte y en los juegos de azar organizados, como la Lotería Nacional, donde se hallan más ampliamente realizadas las apuestas.

El valor de la apuesta se estima a partir de un valor de billete. Este billete puede informar sobre las posibilidades de resultar premiado. Por servirnos de un ejemplo, en España, para el sorteo de Navidad de la Lotería Nacional: 1/14.000.000; para una Quiniela, 1/5.000.000; para "El Gordito" de la Lotería Primitiva, 1/31.000.000, según datos sin actualizar. En un caso así, el billete tiene un valor estándar que puede duplicarse adquiriendo varias participaciones por ese mismo valor.

Sin embargo, el billete asimismo puede tener un valor variable, que dependería de la situación global de las apuestas realizadas. En las carreras de caballos, por poner un ejemplo, se fija un valor llamado starting price, calculado a partir de los propios resultados de venta de tickets, y que sirve como orientación de la posibilidad hipotética de victoria, como del beneficio logrado en ese caso.

De esta manera, por servirnos de un ejemplo, una apuesta 10/1 señala que en el caso de victoria cada participación decuplicaría su valor, si casas de apuestas bien como starting price predice un 10 por cien de posibilidades de éxito. Por consiguiente, en un caso así el apostador debe contar con un factor estadístico y con la intervención del azar.

Aunque se supone que el conocimiento de leyes de azar puede progresar los resultados de la apuesta, lo cierto es que muy realmente pocas personas han conseguido hallar una técnica eficiente de apuesta.