Ofrecemos una garantía de devolución de dinero de treinta días sin objeciones. Riesgo prematrimonial.
A la edad de veintitres años, tenía un fondo fiduciario de casi 200 mil dólares americanos de mi abuelo. Construyó una carrera muy triunfante como letrado, y el fondo fiduciario fue su forma de permitir a cada uno de ellos de sus nietos una ocasión de obtener un título de letrado. Yo decidí seguir un camino diferente, optando en su sitio por una maestría en enseñanza. El fondo fiduciario pagó mi título en su totalidad con una cantidad considerable que sobró.
El año que terminé mi carrera, me comprometí con mi novio de 5 años. Era joven y estaba muy enamorada.
Los primeros días de nuestro matrimonio y cuando las cosas se pusieron feas...
Mi madre, si bien amaba a mi prometido, insistió en pagar a un abogado para escribir un acuerdo prematrimonial. Aparte de mi fondo fiduciario, mi prometido y yo no teníamos ningún otro activo valioso. Mi porvenir esposo planeaba ir a la escuela de odontología y la preocupación de mi madre era que, si el fondo fiduciario se empleaba para su educación, me hallaría en una situación bastante difícil si el matrimonio se desmoronaba.
De hecho, llevaba razón en estar preocupada.
Fue a la escuela de odontología y recibió préstamos federales para cubrir la matrícula. Era maestro de escuela pública a tiempo completo. Usábamos el dinero de mi fondo fiduciario para abonar nuestras cuentas, puesto que el salario de un maestro no cubría todos nuestros gastos de vida. Vivíamos en un apartamento seguro y bonito, y salíamos algunas veces. Viajábamos a casa a la Costa Oeste múltiples veces https://www.abogadosmalaga.org/torremolinos/abogados-penalistas-torremolinos/ al año y hacíamos viajes de fin de semana.
El dinero se fue veloz, mas al final de la escuela de odontología, todavía me quedaba una parte de mi fideicomiso. Lo usamos para el pago inicial de nuestra primera casa, un enorme rancho de medio millón de dólares estadounidenses en Portland, Oregon. Mi marido trabajó como dentista asociado durante varios años ya antes de establecer su práctica dental cerca de nuestra casa.
Luego me dejó.
Tenía varias razones, la más importante es que no me quería, pero cuando comenzamos a navegar por la mediación y los abogados, una cosa quedó clarísima.
Este fue un buen instante para que me dejara, financieramente.
En la niebla del divorcio
Cuando nos casamos, los ingresos de mi ex--marido como dentista no eran lo que la mayoría aguardaba. Nuestros ingresos mensuales se destinaban a la hipoteca, los gastos de conservación y los préstamos estudiantiles de mi marido. Me contrató en la clínica dental para manejar el mercadeo y las labores de los medios sociales, y gané un poco de dinero extra como tutora y escritora independiente. En su mayor parte, mi primordial ocupación era cuidar a nuestros dos hijos.
Si hubiese descuidado nuestro matrimonio unos años más tarde, su una parte de nuestros ingresos habría sido considerablemente más significativa. Pero en cambio, cuando se fue, estaba endeudado y ganaba menos de doscientos mil dólares americanos al año en una ciudad cara de la costa oeste. Vivíamos de sueldo en salario, y su cálculo de la conservación conyugal iba a reflejar eso.
Tras su decisión de dejar nuestro matrimonio, me molestó que me dejara después de que lo apoyé a nivel económico por medio de la escuela de odontología y era el primordial cuidador de nuestros hijos. No podía entender sus insinuaciones de que no contribuía lo bastante. También estaba molesta conmigo misma, sintiéndome engañada, con el corazón roto y engañada en una carrera que trabajé duro para construir por mí. Acá miraba fijamente al abismo de mi porvenir, y a lo lejos estaba el hombre que juró amarme y apoyarme por el resto de nuestras vidas.
Jamás creí que las preocupaciones de mi madre se transformarían en mi vida. El pacto prenupcial que insistió en que estableciéramos existía como una copia en papel en el archivador de mi padre. https://www.abogadosmalaga.org/fuengirola/abogados-penalistas-fuengirola/ Le solicité que lo escaneara y se lo enviara a mi letrado.
Entré en este matrimonio con mi fondo fiduciario, e iba a dejarlo con mi fondo fiduciario.
¿Podría salvarme mi pacto prenupcial?
Justo en el momento en que me sentía mejor, debido al acuerdo prenupcial, mi letrado me explicó que no me haría ningún bien con nuestras circunstancias. Todo el dinero cubierto en él se gastó en recursos conyugales conjuntos, que incluían artículos como el alquiler, las facturas y la casa. Como uno podría imaginar, este fue un revés muy decepcionante.
Mientras que me enteraba de esta nueva, mi porvenir ex--marido deseaba poner nuestra casa en venta. Le expresé que no podría calificar para una hipoteca, ni tampoco sería una buena candidata como inquilina. Después de todo, era una madre soltera desempleada. En su psique, podría haber encontrado un trabajo y todos mis inconvenientes desaparecerían. Pero en mi psique, iba a tomar tiempo reconstruir mi carrera después de los sacrificios que hice para poner a nuestra familia primeramente.
Con independencia de sus opiniones sobre mi situación financiera, el hecho era que no tenía que vender mi casa si no quería. Mi nombre figuraba en el título tanto como el suyo, y tenía que permitir antes de que se vendiese nada. Todavía de esta manera, quería comenzar de nuevo... ¿mas de qué manera?
Afortunadamente mi padre tenía algunas ideas, si bien sentía que me enviaban de vuelta con la cabra que había sido mi dote. Le alquilaría y tendría un sitio seguro a fin de que mis hijos viviesen, lo suficientemente cerca de nuestro viejo vecindario a fin de que no tuvieran que mudar de escuela.
Conque no, mi pacto prematrimonial no me salvó. Mas todo iba http://www.bbc.co.uk/search?q=abogados malaga a estar bien.
El beneficio de una negociación hábil
Trabajando con un letrado, aprendí que podía negociar. Aunque mi pacto prenupcial no me iba a ayudar, podía solicitar pensión alimentaria y apoyo conyugal compensatorio. Tenía un buen caso para los dos debido al dinero que contribuí durante la escuela de odontología del fideicomiso, mis ingresos durante nuestro matrimonio y mi papel como cuidadora de nuestros hijos estos últimos años. Puede que mi futuro ex--marido no considere valiosas mis contribuciones, mas los tribunales de Oregón sí lo hicieron. Además de esto, descubrí que podía negociar el dinero de la venta de nuestra casa.
Hubo algunos desafíos que mi letrado y yo hallamos. Oregón es un estado sin culpa, lo que quiere decir que, aunque mi marido separado parecía ser el villano de nuestra historia, eso no significaba necesariamente que yo ganaría en el tribunal. Después de algunos vaivenes, acordamos una conservación conyugal que cubriría mis gastos básicos de vida así como el dinero de la venta de la casa para compensar el agotado fondo fiduciario. La lógica era que ya no recibiría el beneficio de sus elevados ingresos, con lo que precisaría más dinero por adelantado para comenzar un plan de ahorros para mí, de cara al futuro, con mi carrera de baja paga.
Reflexiones finales sobre los acuerdos prematrimoniales
Sólo porque mi pacto prematrimonial no me haya ayudado, no significa que no valgan nada por norma general. ¿Mas qué haces si un acuerdo prenupcial no resguarda tus bienes? En mi caso, tenía un sistema de apoyo familiar cariñoso que nos daba a mis hijos y a mí un hogar.
También tenía un abogado experto que me guió por medio de mi divorcio con una solución de problemas creativa, negociación y lógica que hizo un fuerte caso para mi pacto extrajudicial.
Si bien mi vida cambió de la noche a la mañana y mi visión de lo que sería mi vida no resultó como esperaba, soy capaz de trabajar para proporcionar un futuro mejor para mí y mis hijos.